El Despido de Miguel Matamoros: Capítulo 4, Despedido

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Este es el 4to capítulo de una serie de ficción-histórica de 5 partes conmemorando el natalicio 125 de Miguel Matamoros, uno de los pioneros del «son» cubano.

Solo después de que regresaron de Nueva York, Miguel, Rafael y Siro tuvieron tiempo de internalizar la magnitud de la tarea que les esperaba en Cuba.Ahora tendrían que actuar bajo un nombre desconocido y lograr que el público los reconozca.

Miguel comenzó a sentir la presión. Es muy probable que su álbum salga al mercado y sea tratado como un álbum hecho por desconocidos. Nadie conocería al Trio Matamoros, ya que durante los últimos tres años se dieron a conocer como el Trio Oriental.

Ansiedad del Disco

El tiempo que tenían disponible para esparcir la noticia del cambio de nombre era muy corto, ya que el álbum saldría al mercado en unas pocas semanas, y además tenían que volver a sus trabajos diarios. Con eso en mente, Miguel regresó a su trabajo de chofer para Don Bartolomé.

Miguel Matamoros y su Trio Matamors en disco
Disco del Trío Matamoros similar al que compró Don Bartolomé en Santiago.

Un par de meses después, mientras Miguel conducía a su jefe una tarde de regreso del trabajo a su casa, pasaron por una de las estrechas calles empedradas en el centro de Santiago, donde vieron una multitud reunida frente a una tienda.

«¿Qué está pasando allí?», le preguntó su jefe.
«No tengo idea Don Bartolomé», respondió Miguel.

Debido a que el tráfico estaba parado, Miguel notó que la gente salía de la tienda con lo que parecía in disco dentro de una cobertura blanca.
«Parece que la gente está comprando un disco», agregó Miguel.

Don Bartolomé sacó dinero de su billetera y se lo entregó a Miguel.
«Por favor, ve y cómprame uno de esos discos«, le dijo el jefe a Miguel.
«Me atrevo a apostar por la cobertura en blanco que debe ser un disco nuevo, y por la multitud ansiosa por comprar uno, parece que es bueno«.

Debido a que el tráfico estaba sumamente lento, Miguel esperó hasta que estuvo casi frente a la tienda para poner el auto en Park. Luego salió rápidamente del auto y corrió a la tienda para conseguir un álbum para su jefe. A pesar de la multitud, solo le tomó alrededor de un minuto adquirirlo. Matamoros conocía al dueño de la tienda, así que una vez que logró llamar su atención entre la multitud, el dueño le vendió lo que buscaba sin tener que esperar.

Cuando llegaron a la casa de Don Bartolomé, Miguel se fue a lavar el auto, mientras que su jefe se fue a la sala de su casa. Puso el nuevo LP en su tocadiscos RCA Victor, y para cuando empezó a sonar la primera canción, su mayordomo ya le había servido su bebida habitual de la tarde; un Cuba Libre, hecho con las cantidades apropiadas de ron Bacardí Oro y Coca Cola, con un toque de limón.

El Despido de Miguel Matamoros

El álbum tenía dos canciones. En el lado A estaba «Son de la Loma«, y en el lado B tenía el bolero «Olvido«.

A la mitad de «Olvido«, Don Bartolomé llamó a Miguel para que viniera a la casa.

«Dígame Don Bartolomé«, Miguel dijo, poniéndose a la orden de su jefe.
¿Eres tu el que canta en este álbum?, preguntó Don Bartolomé.

«Sí, ese es mi grupo. Yo no sabía…» comenzó a responder Miguel antes de ser interrumpido por su jefe.
«Perdón por la interrupción Miguel…» dijo Don Bartolomé mientras colocaba una mano sobre el hombro de su chofer.

«…tienes un gran talento que no estás utilizando al máximo. Y no lo utilizarás en todo su potencial si sigues trabajando para mí como chofer».

«No puedo dejar que sigas trabajando aquí porque eso me haría cómplice de ayudarte a desperdiciar tu talento y posiblemente una gran carrera musical. Lo que te quiero decir es que no tengo más remedio que despedirte».

«Pero …» Miguel comenzó a balbucear perplejo, queriendo explicarle a Don Bartolomé que necesitaba el trabajo y que todo esto tenía una explicación muy simple.

Pero Don Bartolomé no le dió la oportunidad de decir otra palabra. Amablemente lo acompañó hasta la puerta del portón de su casa, mientras le contaba lo mucho que disfrutaba su álbum. Además, le dijo que sabiendo lo trabajador que es, seguramente tenía un gran futuro por delante en la música. Ya en la puerta del portón, se detuvo y le entregó un sobre sellado.

«No lo abras hasta que llegues a tu casa. Y no dejes que ni yo ni nadie te impida perseguir tu sueño».

Entonces Don Bartolomé se despidió, le deseó buena suerte mientras le estrechaba la mano, y cerró la puerta del portón detrás de él. Miguel guardó el sobre en un bosillo trasero de su pantalón, y comenzó lo que le parecería la caminata más larga del mundo a su casa, aún perplejo de lo que acababa de suceder.

Links:
Capítulo 1: La Audición
Capítulo 2: Segunda Oportunidad
Capítulo 3: Re-Bautizando al Trio

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